Tenebrosa experiencia con el Tué Tué

Hola amigos. Hoy he decidio escribir una horrible experiencia personal que viví hace ya varios años en la casa de campo de mis abuelitos en Villa Alegre, un pueblo de la séptima región de mi país, Chile. Se trata del Tué tué, una extraña ave de la mitología del sur de Chile, que según cuentan las leyendas, se trata de un brujo mapuche. Espero que sea de su agrado amigos, y que ojalá les sirva para no andar jugando con fuerzas desconocidas. Hasta el día de hoy se me eriza la piel al recordar aquel incidente.

"Recuerdo aquella mañana como si hubiera sido ayer. Me levanté con un extraño e indescriptible dolor en mi rodilla derecha. Un potente ardor como si se tratase de una quemadura de cigarrillo. Con extrañeza, me salí como pude del saco de dormir tendido en medio del living de la casa de mis abuelitos en Villa Alegre, y me doblé en posición de indio para poder acercarme hacia mi rodilla, y así descubrir el origen del dolor. Cual fue mi sorpresa, al descubrir una ampolla de unos 2 cm de diámetro, solevantada perfectamente, y llena de líquido en su interior (según noté a la palpación superficial). Al parecer, se trataba de una quemadura realizada con un objeto punzante. Nunca antes en toda mi vida había tenido una lesión de esas características. Fue entonces cuando recordé, la horrible noche que había pasado. Había conciliado el sueño luego de largas horas de insomnio, y lo poco y nada que había conseguido dormir, había tenido pesadillas llenas de horribles imágenes difíciles de concebir despierto, como de gárgolas o algo así. Recordé además, que toda la noche había sentido una extraña presencia a las afueras de la pequeña casa. Como si un pájaro se hubiese posado en el techo y se hubiese puesto a caminar por él toda la noche, ya que se sentía como las patas de las palomas cuando caminan por los tejados.

Entonces, recordé la jornada anterior. Con mis primos, de regreso del río Loncomilla al atardecer, habíamos sentido una extraña ave pasar por sobre nuestras cabezas, y emitiendo un extraño ruido. “Es el Tué Tué” dijeron todos, al instante en que guardaban un silencio sepulcral. “¿Cómo pueden creer en historias de campo?” dije yo, casi con molestia por la “ingenuidad” de mis acompañantes. Al momento, La Natalia, una prima, levantó la cabeza asustadísima, y entre susurros me dijo: “Es verdad, ten respeto y guarda silencio”. La bronca que me dio al percibir el temor de mis primos fue extrema, lo cual me hizo realizar algo de lo cual me arrepentiría toda mi vida. Entre palabrotas y gestos obscenos, me dirigí hacia el ave que surcaba el cielo en dicho momento, como retándole a atacarme o algo parecido. Mis primos asustados, se alejaron de mí, y no me hablaron en un buen rato. Todo se olvidó al momento de la cena, y nada haría sospechar la espeluznante experiencia que viviría horas más tarde, al momento de irme a la cama.

Hasta el día de hoy, nunca he sabido si aquella extraña lesión (¿quemadura? ¿picotazo? vaya uno a saber que fue) y aquella pésima noche que pasé en el campo de mis abuelitos, fue producto de mi suspicacia, de alguna misteriosa coincidencia, o si realmente alguna fuerza paranormal actuó sobre mí. Lo cierto es que desde aquél día, he aprendido a tener más respeto por las creencias del campo, y he optado por guardar silencio cuando voy solitario caminando por los interminables senderos de Villa alegre al anochecer, y se escucha un extraño sonido en lo alto del cielo, algo así como "Tué tué, tué tué"."

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